Tesla, la empresa líder en autos eléctricos en el mundo, ha anunciado que trasladará su sede legal de Delaware a Texas, tras una votación de sus accionistas impulsada por su fundador y director ejecutivo, Elon Musk.

Esta decisión se produce después de que un juez de Delaware anulara el paquete de compensación de 56,000 millones de dólares que Musk recibió en 2018, calificándolo de “suma insondable” e injusta para los accionistas.

Musk, que ya había trasladado su residencia personal y la sede corporativa de Tesla de California a Texas en 2021, argumenta que el cambio de estado de incorporación beneficiará a la empresa al reducir los impuestos, las regulaciones y los obstáculos legales.

Además, señala que Texas es un lugar estratégico para la expansión de Tesla, ya que alberga una de sus gigafábricas, una refinería de litio de 1,000 millones de dólares y otras operaciones de sus empresas afiliadas, como SpaceX y The Boring Company.

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¿Qué riesgos corre Tesla al irse a Texas?

Sin embargo, la mudanza de Tesla a Texas no está exenta de riesgos y desafíos. Por un lado, la empresa podría enfrentarse a una mayor competencia en el mercado de los autos eléctricos, ya que otros fabricantes, como Ford, General Motors y Rivian, también están invirtiendo en plantas de producción en el estado.

Por otro lado, la empresa podría sufrir un impacto negativo en su reputación e imagen, ya que Texas tiene una política energética y ambiental menos favorable que California o Delaware.

Por ejemplo, Texas sufrió una grave crisis eléctrica en febrero de 2021, que dejó a millones de personas sin luz ni calefacción durante días, debido a la falta de infraestructura y regulación de la red.

De igual forma, Texas tiene una de las huellas de carbono per cápita más altas de Estados Unidos, lo que contrasta con la visión de Tesla de promover una transición hacia las energías renovables.

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Tesla en Texas: ¿una decisión acertada o un error?

En definitiva, el traslado de Tesla a Texas es una decisión arriesgada que podría tener consecuencias positivas o negativas para la empresa, dependiendo de cómo se gestione y se comunique.

De algún modo, Tesla podría aprovechar las ventajas fiscales, legales y logísticas que ofrece Texas para aumentar su rentabilidad y su cuota de mercado. En cambio, la marca de autos podría perder parte de su prestigio y su atractivo como empresa innovadora y comprometida con el medio ambiente, si no consigue adaptarse y contribuir al desarrollo sostenible del estado. Solo el tiempo dirá si Musk ha acertado o se ha equivocado con esta jugada.